Dos años de gloria, las estrellas han volado en la pista, pero siempre acompañadas de la bandera de España que sujetaba con fuerza un tímido chaval que tras llantos y decepciones llegó a tocar el cielo y hacerse un hueco entre los grandes hitos de la Fórmula 1.
Este fin de semana ha demostrado que, aunque ya no viste los mismos colores, la ilusión y las ganas de hacer historia nunca se pierden. Por el momento, esperaremos a disfrutar de la siguiente carrera.
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